sábado, 21 de octubre de 2017

FALSO POSITIVO

No soy número,
ni letra,
ni signo.
Me llaman Falso Positivo.

No soy hombre,
ni hembra,
ni animal.
Me llaman Falso Positivo.

No soy el sicario,
ni la prostituta,
ni el homosexual,
ni el presidiario.
Me llaman Falso Positivo.

No soy el carnicero,
ni el estudiante,
ni el empleado,
ni el desempleado.
Me llaman Falso Positivo.


No soy el cajón de tu abuela,
ni el lecho de tu perro,
ni el arenal de tu gato...
Me llaman Falso Positivo.

No soy el hijo de puta,
ni el ladrón,
ni el guerrillero,
ni el cura.
Me llaman Falso Positivo.

No soy el profesor,
ni el médico,
ni el abogado,
ni el filósofo.
Me llaman Falso Positivo.

No soy el campesino,
ni el huérfano,
ni la viuda,
ni el desplazado.
Me llaman Falso Positivo.

No soy el policía,
ni el narcotraficante,
ni el empresario,
ni el arquitecto.
Me llaman Falso Positivo.

No soy el científico,
ni el bobo,
ni el loco,
ni el poeta.
Me llaman Falso Positivo.

No soy el drogadicto,
ni el limosnero,
ni el conductor,
ni el habitante de calle.
Me llaman Falso Positivo.

¿A quién se le ocurrió llamarme 
Falso Positivo?
Tal vez al señor Auschwitz, 
o Hitler, o a lo mejor Stalin...
O más bien Bush, o a lo mejor Trump...
o Santos... o cualquier otro que se cree
o es... un Falso Positivo.

Un Falso Positivo presidente,
un Falso Positivo abogado,
un Falso Positivo periodista,
un Falso Positivo militar.
un Falso Positivo...
que proyectó su identidad en mí
para acallar su conciencia de ser:
Un Falso Positivo.

                                   Cipriano