viernes, 26 de mayo de 2017

UN CANTO A LA EXISTENCIA

Un canto a la existencia
tal vez no sea necesario
pues ella misma es canto,
llena de risa y llanto.

Canto es aquello que siento
y hasta aquello que callo;
a veces canto como queja,
otras tantas como llanto,
y otras como amando
lo que soy y mis recuerdos.

Canto a veces para ti,
a veces para nadie.
Solo estoy en mis versos
que otros leerán por mí,
entre letras extrañas
que transmutan existencias
y forman otros cantos.

La vida misma es canto
desde que aparece el llanto:
el niño que viene al mundo
le grita a éste el lamento
de haber nacido desnudo
en un mundo de extraños.

Cantamos en cada aurora,
si hace frío o calor,
si se despierta al amor
o al desamor,
o simplemente se vive
un día más de existencia.

La misma vida es un canto
que desprecia la muerte,
porque se llega al final
de un concierto de tangos
que se espera perduren,
en la vida y en el tiempo,
por siempre, eternamente.

Cantamos para vivir,
como si el canto
nos hiciera eternos...
e inmunes a la seca muerte
que nos coge de los cabellos
y nos revuelca en el lodo
de lo que somos:
sombras de la nada.

                                         Cipriano   

domingo, 14 de mayo de 2017

MADRE

Un ángel vino a mi puerta
a revelarme un hermoso secreto:
"Eres hijo de una diosa,
humana demasiado humana,
su nombre es Isis Bella,
la madre de la ternura,
la salud y la belleza,
la divinidad hecha mujer."

Yo le llamo simplemente Amor,
flor rosada de rostro puro
con aroma a rosas frescas
que florecen en mi jardín.

Ella es paraíso encontrado,
suave viento que cubre mi cuerpo;
ave de muchos colores,
hermoso arco iris celeste.

Madre tiernamente humana,
que te has hecho divina ante mis ojos
que te han llorado en el río,
el río más dulce de mis recuerdos,
el río más puro de mis afectos:
Llévame a conocer el color del mar.

                                       Cipriano               

viernes, 5 de mayo de 2017

HECHIZO NOCTURNO

Te veo caminando
por el tejado
de mis recuerdos
nocturnos.
Vienes acechando
la sombra de la luna
reflejada en la azotea.
Paras un momento...
te lames una mano
con tu lengua rosa;
luego me miras...
tus ojos brillan
cual bombillos
cargados de luz
que enceguecen los míos,
paralizando mi cuerpo
que te contempla en silencio
mientras me miras...
No se a qué lugar
en la oscuridad...
te sigo...
por calles grises,
avanzas,
para perderte
entre sombras,
oscuras sombras,
del silencio.





                                                                    Cipriano