Cascadas que vienen vertiendo
sus limpias aguas al río,
oxigenen también mi cuerpo
que le va faltando el aliento.
Cascadas de río dulce
recorran mi cuerpo entero;
hazme sentir que quiero
calmar mi espíritu fiero.
Cascadas viertan sus aguas
en mi vida que se desprende,
y dejen caer un torrente
de agua viva en mi ser.
Cascadas blancas y puras
canten sus melodías
para que alegren el alma
que las contempla en silencio.
Cipriano
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