Dono mis ojos, los doy voluntariamente
a aquellos que no quieren ver las diferencias.
Dono mis oídos, para que escuchen sonetos.
Dono mi olfato, lo doy voluntariamente
a aquellos que no quieren saber de fragancias.
Dono mi memoria, para perpetuar mis recuerdos.
Dono mi lengua, la doy voluntariamente
a aquellos que callan y son indiferentes.
Dono mi boca para que hablen de injusticias.
Dono mi rostro, lo doy voluntariamente
a aquellos que les han robado el suyo.
dono mis cuerdas bucales para cantar melodías.
Dono mis pulmones, los doy voluntariamente
a aquellos que quieren respirar aire puro.
Dono mi estómago para digerir enseñanzas.
Dono mi corazón, lo doy voluntariamente
a aquellos que no se sienten amados.
Dono mi hígado para limpiar conciencias.
Dono mis manos, las doy voluntariamente
a aquellos que quieren servir, no ser servidos.
Dono mis pies, los doy voluntariamente
a aquellos que quieren andar nuevos caminos,
perpetuando mis pasos, pasos frescos
ávidos de andar.
Dono mis órganos, los doy voluntariamente
para con ellos construir una nueva humanidad
que se da a los otros sin reservas
por amor, y sólo por amor,
porque es lo único que nos puede transformar
en hombres de paz.
Cipriano
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